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jueves, 1 de mayo de 2014

LA TRILOGÍA DE GABRIEL de SYLVAIN REYNARD

PRIMER LIBRO


Una novela profunda y sugerente, llena de intriga, seducción y perdón.Tan enigmática como la identidad de su autor… El misterioso y atractivo profesor Gabriel Emerson, reconocido especialista en Dante,es un hombre torturado por su pasado y orgulloso del prestigio que ha conseguido, aunque también es consciente de que es un imán para el pecado y, especialmente, para la lujuria. Cuando la virtuosa Julia Mitchell se matricula en el máster que Gabriel imparte en la Universidad de Toronto, la vida de éste cambia irrevocablemente. La relación que mantiene con su nueva alumna lo obligará a enfrentarse a sus demonios personales y lo conducirá a una fascinante exploración del sexo, el amor y la redención. Con ingenio y sarcasmo, el autor cuenta la odisea de Gabriel a través de su particular infierno de tentación y amor prohibido.
EL COMIENZO

SEGUNDO LIBRO



"El profesor Gabriel Emerson estaba sentado en la cama, desnudo, leyendo La Nazione, el periódico de Florencia. Se había despertado temprano en la suite del ático del Palazzo Vecchio del Gallery Hotel Art y había pedido desayuno al servicio de habitaciones, pero no había podido resistir la tentación de volver a la cama para ver dormir a la joven que estaba en ella.
Estaba tumbada de lado, de cara a él, y respiraba suavemente. El diamante que le adornaba la oreja brillaba casi tanto como sus mejillas, sonrosadas por el calor de la estancia, bañada por la luz del sol que entraba por los altos ventanales.
Las sábanas estaban deliciosamente revueltas y olían a sándalo y a sexo. Los ojos de Gabriel se iluminaron mientras recorrían sin prisa la piel desnuda y el cabello de Julia. Cuando volvió a la lectura del periódico, ella se movió y gimió..."
EL CONOCIMIENTO

TERCER LIBRO


El profesor Gabriel Emerson ha dejado su plaza en la Universidad de Toronto para iniciar una nueva vida junto a su amada Julianne. Está seguro de que juntos podrán enfrentarse a cualquier desafío, incluso a su deseo de ser padre.
Pero el programa de doctorado de la joven pondrá a prueba los planes de Gabriel, ya que la dura vida de estudiante le roba demasiado tiempo. Cuando Julianne recibe el honor de dar una conferencia en Oxford, éste se muestra reacio, pues ambos tienen opiniones encontradas sobre la materia. Para complicar un poco más la relación, aparecen varios personajes del pasado empeñados en humillar a Julia y en sacar a la luz uno de los secretos más oscuros de Gabriel. 
Obligado una vez más a luchar contra sus propios demonios, éste iniciará una cruzada en busca de sus padres biológicos, lo que desencadenará una serie de acontecimientos que repercutirán en ambos y en los anhelos del profesor por formar una familia.
LA VIDA EN COMÚN


Con respecto a esta trilogía, es difícil para mi dar una opinión marcada sin desestimar la escritura, está muy bien escrito, de una manera en que el autor te deja ver el amor desbordado de ambos personajes, por momentos demasiado melosos, pero más allá de ello, vale la pena pasearse por sus páginas y enamorarse de un Gabriel muy intenso y de su amada demasiado frágil por momentos...
A mucha gente le ha gustado mucho, a mi por momentos me encantó, pero hubo momentos  en los cuales se me hizo demasiado intenso. El autor deja traslucir sus conocimientos del Dante y es totalmente exquisito. Deberías leer la trilogía y dejarte envolver por la pasión absoluta de sus personajes  

El éxtasis de Gabriel
"Julia lo sintió a través del tafetán del vestido, que crujía y se quejaba como una mujer sin aliento. Era evidente que también quería más.
—¿Qué tengo que hacer para que seas mía? —gruñó él, con la boca pegada a la de Julia.
—Soy tuya.
—No lo suficiente, al parecer. —Gabriel le succionó el labio inferior y se lo metió en la boca, mordisqueándoselo—. ¿No has entendido lo que trataba de decirte en la conferencia? Cada palabra, cada cuadro iba dirigido a ti. —La acarició por debajo del vestido, subiéndole la mano por el muslo hasta llegar al hilillo que le cruzaba la cadera.
Se apartó un poco para mirarla a la cara.
—¿Hoy no llevas liguero?
Julia negó con la cabeza.
—Entonces, ¿qué es esto? —preguntó, tirando del hilo.
—Bragas —murmuró ella.
Los ojos de Gabriel brillaron en la penumbra.
—¿Qué tipo de bragas?
—Un tanga.
La sonrisa de él estaba llena de sensualidad.
—¿Y te lo has puesto para mí? —le susurró al oído.
—Sólo para ti. Siempre.
Sin previo aviso, Gabriel la levantó del suelo y la apoyó contra la fría pared. Con los labios pegados a su cuello, empujó con las caderas. Los largos y finos tacones de los zapatos de Julia se le clavaron en el culo y la miró enloquecido de pasión.
—Te deseo. Ahora.
Con una mano, tiró del tanga hasta romperlo. Nada se interponía entre ellos. Gabriel se metió la diminuta prenda en el bolsillo de la americana. Para compensar el movimiento, Julia se apoyó más en él, con lo que le clavó los tacones en las nalgas con tanta fuerza que Gabriel hizo una mueca de dolor.
—¿Es que no sabes lo que me ha costado controlarme después de la conferencia? Al acabar quería cogerte en brazos y salir corriendo. Tener que charlar con la gente ha sido una tortura.
»Ojalá pudieras ver lo sexy que estás pegada a esta pared y rodeándome con las piernas. Así es exactamente como quiero verte. No. También quiero que digas mi nombre entre jadeos.
Cuando le pasó la lengua por la base de la garganta, Julia cerró los ojos. Sus 27
pasiones luchaban con su mente, que le decía que le diera un empujón para apartarlo y reflexionara un momento. En ese estado, Gabriel era peligroso.
De pronto, oyeron voces que se acercaban por la galería y Julia abrió los ojos alarmada.
El sonido de pasos y risas se acercó. Gabriel le dijo al oído:
—No hagas ruido.
Julia sintió que sus labios, pegados a su piel, se curvaban en una sonrisa.
Los pasos se detuvieron a escasos metros de distancia. Eran dos hombres que hablaban en italiano. Ella se esforzó por escuchar cualquier nuevo movimiento por encima de los latidos desbocados de su corazón. Gabriel seguía acariciándola suavemente, ahogando con su boca cualquier ruido que Julia pudiera hacer. De vez en cuando, le susurraba al oído frases que la ruborizaban"..." 




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